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Beginning of Fundacion Eva Peron© Por Dolane Larson


Como señala Néstor Ferioli en sus libros La Fundación Eva Perón (tomos I y II, Centro Editor de América Latina, 1990), la Fundación Eva Perón tiene dos historias paralelas, una historia oficial y otra, no oficial. La trajectoria oficial de la Fundación se encuentra en documentos legales, archivos, periódicos y libros. La historia no oficial ha entrado dentro del folklore peronista y antiperonista.
Las raíces más profundas de la Fundación se encuentran en la niñez de Evita cuando aprendió de su madre a ayudar a los necesitados. Evita era el reflejo de Doña Juana, una madre que pasó días y noches cosiendo para mantener a sus cinco hijos huérfanos de padre; a pesar de la escasez de fondos, siempre socorrió con algunas monedas o un té caliente a los que no tenían ninguna red de seguridad.
En el pequeño pueblo de Los Toldos y en la ciudad de Junín donde creció, Evita se encontró con los que no tenían casa (el señor Buendía que vivía a la intemperie pero que siempre la saludó con un alegre, “Buendía, mija”), la Madre del Niño Muerto (una enferma mental que año tras año pedía dinero para enterrar a su hijo) y gente discapacitada como Doña Asunción que aplaudía los esfuerzos acrobáticos que hacía Evita para divertirla (Mi Hermana Evita, Centro de Estudios Eva Perón, 1973).
Desde 1943, cuando comenzó a trabajar en la Secretaría de Trabajo y Previsión, el coronel Perón estableció una relación personal y directa con los que recurrieron a él: Perón-Pueblo. El coronel se reunió personalmente no sólo con los líderes de los sindicatos sino también con los individuos que pidieron audiencia con él.

Evita Peron smilesDespués de asumir como presidente , Perón no podía atender a los trabajadores como antes y ellos perdieron y extrañaron el contacto directo con él, la relación personal con el Líder. Aunque Perón ya no los podía atender personalmente, los trabajadores y los pobres sabían donde vivía y comenzaron a tocar el timbre de la Residencia Presidencial en Buenos Aires (El Presidente de la Argentina trabaja en la Casa de Gobierno, la Casa Rosada. Perón y Evita vivieron y Evita murió en la Residencia Presidencial, el Palacio Unzué. Después del golpe militar de 1955 que derrocó a Perón, los militares destruyeron la Residencia. Ahora es el sitio de la Biblioteca Nacional). Evita ya había tomado la decisión de no ser una primera dama tradicional (un título que Jacqueline Kennedy dijo que parecía ser el nombre de un caballo). Evita comenzó a buscar solución a los problemas y necesidades del pueblo que se congregaba afuera de la Residencia Presidencial. Ya para septiembre del 1946 llegaba un promedio de 3,000 cartas diarias a la Residencia y todos los días mujeres con hijos pequeños, mayores y personas lisiadas-los olvidados y rechazados de la sociedad-formaban largas colas alrededor de las elegantes rejas de la casa del Presidente. Evita se dio cuenta de que tenía que buscarles una ayuda inmediata. Comenzó a comprar comida y ropa con su propio dinero y amontonar los paquetes en un garage vacío de la Residencia. Cuando los sindicatos se enteraron, comenzaron a mandar contribuciones - desde azúcar hasta zapatos.

Cada noche, cuando Perón ya estaba acostado, Evita, su secretario privado, Atilio Renzi, su mucama, Irma Ferrari, el cocinero Bartolo y dos mucamos, Sánchez y Fernández, trabajaban hasta el amanecer para empaquetar la mercancía. Un día Perón visitó el garage y se sorprendió al ver que la mercadería era nueva.
“Por supuesto,” contestó Evita. “Algunas cosas las compro yo con mi dinero y otras son donadas por personas que nos quieren ayudar.” “¡Es una verdadera delicia para los necesitados!” exclamó Perón y de allí en adelante el garage fue bautizado con el nombre “La Tienda de las Delicias.”
En su libro, Del Poder al Exilio (p.72), Perón recordó como había comenzado la Fundación Eva Perón. Contó que una noche mientras cenaban, Evita explicó su programa. Cuando Perón preguntó de dónde iba a sacar el dinero para financiar su ayuda social, Evita le miró divertida. “Es fácil,” contestó. “Comenzaré con el tuyo.”
“¿Con el mío?”
“Con tu sueldo de presidente.”


Un día primaveral de septiembre de 1946, cuando la fragancia de los jacarandás envolvió la Plaza de Mayo, Evita comenzó a reunir gente en la misma oficina de la Secretaría de Trabajo y Previsión (ahora Legislatura de la Ciudad ) que Perón había ocupado como Secretario de Trabajo. Con la esperanza de llenar el vacío creado por la ausencia del Coronel, mantuvo las puertas abiertas; los trabajadores y los descamisados supieron donde encontrarla cuando la necesitaban.

Aunque Evita nunca tuvo tiempo de sentarse y diseñar formalmente una organización que podría solucionar las muchas y variadas necesidades de las personas que vinieron con sus problemas, se dio cuenta de que necesitaría más manos y mentes, más estructura y más espacio de lo disponible. Las personas que la miraban con caras llenas de esperanza habían vivido durante años sin una red de seguridad social y médica, sin vivienda; el precio que habría que pagar por tantos años de negligencia sería alto; el precio personal más alto del que ella hubiera podido imaginar en ese momento.
En 1947, Evita se fue a Europa con la idea de que Europa le enseñaría como solucionar las necesidades de los más pobres de su país. Lo que descubrió en un continente destruido por la guerra la desilusionó. La mayoría de los institutos que visitó habían sido creados por el estado o por los ricos...” y el rico, cuando piensa para el pobre, piensa en pobre.” (La razón de mi vida, p. 225, ed. sept. 1951).
Evita volvió de Europa con la meta de pensar en rico, de crear obras como los ricos diseñarían para sí , que los ricos considerarían aceptables para sus hijos- para vivir, jugar, aprender, y recibir atención médica cuando estaban enfermos. Y logró su objetivo. El 19 de junio de 1948, el decreto número 220.564 estableció la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón (en 1950, este nombre fue simplificado. La Fundación Eva Perón reemplazó el largo título como los rodetes elegantes y los trajes sastre reemplazaron los peinados complicados y los sombreros grandes de los años 40). La Fundación tenía cinco metas, resumidos aquí:
1. Prestar dinero, facilitar elementos de trabajo, otorgar becas.
2. Construir viviendas para familias indigentes
3. Construir establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos, y cualesquiera otros que la Fundación creyese necesarios.
4. Construir establecimientos benéficos de cualquier índole que podrían ser transferidos al Estado.
5. Contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance a la realización de obras esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas.

Evita no utilizó el sueldo de Perón para comenzar su obra; usó $10,000 pesos de su propio dinero como el primer patrimonio de la Fundación.

Como señaló Néstor Ferioli (vol.I,p.36):
Evita construyó rápidamente la Fundación, de la misma manera que luego organizaría el Partido Peronista Femenino. Creyó conveniente, para ejecutar con celeridad las cosas, erigir una estructura piramidal, verticalista, que le permitió una libertad absoluta en las decisiones , escapando así de la burocracia que tanto detestaba. Por esta razón se decía que “Evita no admite ‘segundas figuras’ a su alrededor.” Por esto es que en la Fundación no hubo, hasta 1953, [después de la muerte de Evita] reglamentos ni figuras administrativas relevantes.
Desde sus comienzos, en un garage vacío hasta su destrucción en 1955, a manos de quienes, cuando piensan en los pobres piensan pobremente, la Fundación jugó un papel casi mágico en la historia de la Argentina; fue un ancla, un puerto, una puerta que se abría cuando todas las otras puertas se habían cerrado. Son muchos los pobres en la Argentina de hoy que quisieran encontrar la llave para abrir esa puerta y recibir el apoyo de quien tanto los amó.


Mundo Peronista, 1 de Julio de 1954, Páginas 18-24


Hace pocos días-el 19 de junio último-celebróse dn la Nueva Argentina el sexto aniversario de la “creación” de la Fundación Eva Perón. En rigor de verdad, lo que se ha conmemorado ha sido simplemente la fecha feliz en que la benemérita institución asumió ante el Pueblo-de cuya entraña había nacido dos años antes-su forma jurídica, con carácter de Fundación. No empezó el 19 de junio de 1948 la obra de ayuda social de la inmortal Eva Perón, sino a principios del segundo semester del año 1946; más aún: comenzó a traducirse en realidades tangibles apenas el General Perón asumió la Presidencia de la Nación el 4 de junio de 1946.

“Las Delicias” ¿Cómo se inició aquella inconmensurable obra de amor?
Evita misma lo dice, de la sencilla manera que sólo ella sabía decirlo. Lo dice así en el capítulo 29 de La Razón de mi Vida al referirse a “los comienzos”: “Pero antes que el salario justo y las condiciones dignas de trabajo diesen sus frutos de bienestar, era necesario remediar también tanto dolor de muchos años. En todas partes hacía falta vivienda, vestidos, salud.

Evita began her social work at Las DeliciasPara eso había salido yo a decir por las calles: ‘Aquí estoy. Quiero servir de algo para mi Pueblo.’ Cuando advertí que mi voz todavía tímida había sido escuchada por los descamisados de mi país, cuando empecé a ver que llegaban cartas y más cartas, y hombres y mujeres, jóvenes, niños y ancianos, empezaban a golpear a las puertas de nuestra residencia privada, recién me di cuenta de lo que iba a significar mi ‘corazonada.’          
Aunque ya había previsto antes que aquélla era una empresa casi imposible, me convencí de eso cuando esa tarea se me presentó en toda su realidad. Sin embargo, Perón ya me había enseñado muchas cosas y entre ellas a suprimir de mi diccionario la palabra ‘imposible.’ El, que volaba alto y solo como los condors-le tomo las palabras que él mismo suele aplicar a los genios que admira: San Martín, Alejandro, Napoleón-, me había tomado a mí de la ‘bandada de gorriones’ y me había dado las primeras lecciones.
Una, la primera tal vez, fue hacerme olvidar la palabra ‘imposible’.
Y empezamos. Poco a poco. No podría decir exactamente qué dia fue. Lo cierto es que primero atendí personalmente todo. Luego tuve que pedir auxilio. Y por fin me vi obligada a organizar el trabajo, que en pocas semanas se hizo extraordinario.
Cierto es que desde el primer día conté con el apoyo moral y material del Presidente, pero tampoco era cuestión de apoyarse demasiado en él, que tenía otros problemas mucho más graves que los míos.
Recuerdo que alguna vez pensamos si era o no conveniente que fuese yo quien realizase la tarea, o mejor tal vez algún organismo del Estado. Y fue el mismo Perón quien me dijo: ‘Los pueblos muy castigados por la injusticia tienen más confianza en las personas que en las instituciones. En esto, más que en todo lo demás, le tengo miedo a la burocracia. En el gobierno es necesario tener mucha paciencia y saber esperar para que todo marche. Pero en las obras de ayuda social no se puede hacer esperar a nadie.’


Por aquel entonces se echaron los cimientos de la futura Funación Eva Perón, en un pequeño local de la Residencia Presidencial, al que familiarmente se denominó posteriormente “Las Delicias.”

¿Por qué “Las Delicias”?
Todo empezó sencillamente, sin boato ni ceremonia. Tal como lo cuenta Evita: “Y empezamos. Poco a poco. No podría decir exactamente qué día fue. Lo cierto es que primero atendí personalmente todo.” Evita atendía personalmente todo, radiante y feliz de ser ayudada en sus tareas por los más modestos trabajadores de la Residencia Presidencial. ¿Por qué comenzó llamándose “Las Delicias” aquello?
Nos lo refiere uno de esos modestos trabajadores, hombre sencillo de nuestro Pueblo que desde el primer momento gozó de la confianza de [Evita].
“A raíz de una frase del General… Recuerdo que fue un sábado por la tarde, en septiembre u octubre de 1946… Estábamos dos o tres compañeros de la Residencia ayudando a Evita a clasificar y apilar ropas en los estantes, cuando se nos acercó sonriente el General, a quien le oímos decir: ‘Veamos cómo anda la Ayuda Social’…Le fuimos mostrando las diversas cosas que almacenábamos… Gratamente sorprendido, exclamó el Conductor: ‘¡Pero todo esto es ropa nueva, flamante!’ ‘Naturalmente,’ contestó, feliz, Evita, ‘toda ésta es ropa que compro yo misma y algunas son donaciones de gente que quiere ayudar.’
Entonces dijo el General: ‘Son una verdadera delicia para los necesitados…’
Desde ese día, Evita y todos nosotros lo llamamos “Las Delicias” al antiguo garaje y contamos con un colaborador entusiasta más: El general Perón, que estaba constantemente junto a nosotros y nos ayudaba a abrir paquetes y desarmar cajones.’
Entonces dijo el General: Son una verdadera delicia para los necesitados!"

Desde ese día, Evita y todos nosotros lo llamamos “Las Delicias” al antiguo garaje y contamos con un colaborador entusiasta más: El general Perón, que estaba constantemente junto a nosotros y nos ayudaba a abrir paquetes y desarmar cajones.’

Días de Gloria
Nos hallamos en los actuales depósitos de la Fundación Eva Perón, situados en la calle José Evaristo Uriburu 920, imponente edificio que consta de seis amplios pisos totalmente ocupados con las más diversas mercaderías.
Allí, en un local del primer piso, existe una reproducción exacta de “Las Delicias”, con las estanterías dispuestas de la misma manera que lo estaban el el garaje de la Residencia Presidencial. La conservación está a cargo de uno do los modestos obreros que la cuidaban en aquella época histórica.
“¿Desde cuándo funcionan aquí estos depósitos?” preguntamos al encargado. “Cuando la Señora regresó de su viaje a Europa, allá por septiembre de 1947, el viejo local de “Las Delicias” resultó insuficiente para contener las donaciones que continuamente venían recibiéndose y entonces nos hemos trasladado aquí. Los amplios depósitos se vieron pronto colmados. Pero en este rincón conservamos religiosamente una reproducción exacta de “Las Delicias”.
Alzamos la vista, mientras nuestro informante nos lee, emocionado, un gran cartel que hay encima de una pila de cajas: “Las Delicias” Con este nombre se inició en la Residencia Presidencial la Fundación Eva Perón.
Y agrega, con la mirada perdida en un horizonte de recuerdos: “Yo estuve desde un principio con Evita. Atendía, junto con otros compañeros, “Las Delicias” en la Residencia Presidencial. Hasta allí llegaban las boletas firmadas por Evita en sus agotadoras jornadas de ayuda social, primero en una oficina del Palacio de Correos y luego en su histórico despacho de la Secretaría de Trabajo y Previsión. ¡Cuántas, cuántas cosas hemos entregado a los humildes por indicación de Evita!”

Nos acompaña a recorrer las distintas dependencies de los actuales depósitos: la planta baja está dedicada a menajes y juguetes; en el primer piso a la sección señoras; en los segundo y tercero, a los artículos para niños y niñas; en el cuarto, artículos para hombres; el quinto, calzados, y en el sexto es atendida la sección de libros y la Expedición al Exterior.

Las realizaciones de la Fundación
Excede de las dimensiones de un artículo periodístico nuestro afán de destacar en su justo relieve la extraordinaria magnitud de la obra llevada a cabo en bien de los humildes por la Señora Eva Perón. La sola enunciación cronológica de sus magníficas inauguraciones, en las que siempre estuvo presente el General Perón con su consejo y palabra rectora, da una idea de tanta grandeza, de tanta obra de amor. En medio de la agobiadora labor de todos los días, Evita hallaba tiempo para inspeccionar las obras en construcción e inaugurar consecutivamente Hogares de Tránsito, escuelas, policlínicos modelos y establecimientos que, por su estructura y comodidades modernas, son únicos en el mundo.
El 3 de abril de 1948 inaugura el Hogar de Tránsito N° 1, situado en la calle Carlos Calvo N° 102.
El 19 de junio de 1948, el Hogar de Traánsito N° 2, en la calle Lafinur N° 2988 [actual Museo Evita].
El 14 de agosto de 1948, el Hogar de Tránsito N° 3, de la calle Austria 2561.
El 17 de octubre de 1948, el Hogar de Ancianos ‘Coronel Perón’ en Burzaco.
El 30 de diciembre de 1949, el Hogar de la Empleada ‘General José de San Martín’ en la avenida de Mayo 869, de esta capital.
El 14 de julio de 1949, la Ciudad Infantil, en Echeverría 955, de esta capital.
El 13 de septiembrel de 1950, la Escuela de Enfermeras, en Callao N° 1218.

¿Qué es hoy la Fundación Eva Perón?
La casa central de la Fundación funciona en dos grandes edificios situados uno en Paseo Colón 533 y el otro en la misma avenida, enfrente, en el N° 568.
El primero consta de once pesos y en él sesiona el Honorable Consejo, existe un Museo de la Fundación y funcionan los Departamentos de Secretaría, Administración, Educación, Jurídico y la Gerencia y Subgerencia. En Paseo Colón 568 tienen su sede los Departamentos de Asistencia Médica y de Turismo. Además, en el edificio de la Avenida de Mayo 591 realizan su cometido los Departamentos de Acción Social y Deportes, construcciones y la Comisión de Fomento Cinematográfico, en en el secto piso de Diagonal Norte 501, el de Abastecimiento.
En Almafuerte 340, de esta Capital, tiene su sede la División Proveedurías, de cuyo contralor dependen las 140 proveedurías que ha instalado la Fundación Eva Perón en distintos barrios de la Capital.
Asimismo la Fundación, además de los mencionados depósitos de José Evaristo Uriburu 920, posee importantes locales de almacenamiento en los diques 1 y 4 del Puerto de Buenos Aires.
Los establecimientos de la Fundación Eva Perón que se hallan actualmente en funcionamiento en todo el país, además de los que mencionamos al principio de esta nota, son los siguientes:
Ciudad Estudiantil “Presidente Perón”, situada en el barrio de Belgrano de esta Capital;
Fundacion Eva Peron headquartersPoliclínico Presidente Perón, Avellaneda, provincia de Buenos Aires;
Policlínico Evita, Lanús, provincia de Buenos Aires;
Policlínico Eva Perón, San Martín, provincia de Buenos Aires; Policlínico “22 de Agosto” , Ezeiza, provincia de Buenos Aires;
Policlínico para Niños Presidente Perón, Catamarca
Policlínicos Regionales en Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos;
Instituto de Quemados, Viamonte 2189 de esta Capital;
Hogar Escuela Evita, en Ezeiza;
Hogar Escuela Coronel Juan Perón, en la capital de Jujuy;
Hogar Escuela Evita, Termas de Reyes, Jujuy;
Hogar Escuela Juan D. Perón en la capital de Salta;
Hogar Escuela Presidente Perón , Tucumán, capital de provincia;
Hogar Escuela 17 de Octubre, Catamarca; Hogar Escuela Coronel Perón, La Rioja;
Hogares Escuelas “Coronel Juan Perón” y “Gobernador Ruperto Godoy” en San Juan Hogar Escuela 17 de Octubre en Mendoza;
Hogar Escuela en Santa Rosa, provincia Eva Perón;
Hogar Escuela “22 de Agosto” en Mercedes, San Luis; Hogar Escuela “Presidente Perón” en Santiago del Estero;
Hogar Escuela “Coronel Perón” Córdoba;
Hogar Escuela en Resistencia, Provincia Presidente Perón;
Hogar Escuela “Coronel Juan Perón” en Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe;
Hogar Escuela “Presidente Perón” en la capital de la provincia de Corrientes;
Hogares Escuelas en Paraná, Entre Ríos y Comodoro Rivadavia;
Hotel Internacional en Ezeiza, provincia de Buenos Aires;
Hoteles de Turismo en Chapadmalal;
Hotel Puente del Inca, Villa Eva Perón, Mendoza;
Hoteles y Grupos de Casitas en Embalse Río Tercero, Córdoba.


Se encuentran en construcción y por habilitarse:
Ciudad Universitaria, en la capital de Mendoza;
Ciudad Universitaria, en Córdoba;
Ciudad Universitaria, Ezeiza;
Policlínico de Lactantes y de Epidemiología, en las calles Chorroarín y Warnes, de esta capital;
Policlínicos Regionales en Paraná, Entre Ríos, y Neuquén y el Hogar de Ancianos y Ancianas en Recreo, provincia de Santa Fe.

Tal es, a grandes rasgos, la Fundación Eva Perón en la actualidad.
Es hoy enorme y de vastas proyecciones su acción de Justicia Social. Pero siempre es “Las Delicias”; conserva intacto el recuerdi imborrable y el espíritu de su insigne Fundadora.

From the beginnig to Evita's death
© Noemí Castiñeiras

 
Instituto Nacional de Investigaciones Hístoricas Eva Perón
Lafinur 2988
CI 425 FAB Buenos Aires, Argentina, 2001

La comprensión de la acción social realizada por Evita en el marco general de la obra del primer gobierno peronista y, particularmente, desde la Fundación Eva Perón, debe necesariamente remitirnos al significado del giro producido entonces en materia de política social, encuadrado “dentro de la tendencia de los gobiernos surgidos de la Revolución del 4 de Junio de 1943 a modernizer, reestructurar y ampliar el aparato estatal, estableciendo un mayor control sobre algunas instituciones y también poniendo en práctica una política social esencialmente opuesta a la que existía hasta ese momento.” (Navarro, Marysa: Evita. Bs. As. Planeta, 1994, p. 239)

La era de la política social argentina iniciada por Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y que signó su posterior gestión gubernativa, permaneció indisolublemente ligada al nombre de Evita.
En principio, no debía extrañar que la Primera Dama incursionara en el ámbito de la “asistencia social”. Todas lo habían hecho.
Siendo considerado un espacio de privilegio para la manifestación de las “hermosas cualidades que posee el bello sexo en grado eminente”, las instituciones de esta órbita fueron confiadas desde sus inicios a las damas de la sociedad porteña. El decreto de la creación de la Sociedad de Beneficencia, del 2 de enero de 1823, les confiaba “la dirección e inspección de las escuelas de niñas, de la casa de expósitos, de la casa de partos públicos y ocultos, hospitales de mujeres, colegio de huérfanas y de todo establecimiento público dirigido al bien de los individuos de este sexo”.
El objeto primordial que guió entonces al gobierno-“la perfección de la moral, el cultivo del espíritu en el bello sexo y la dedicación del mismo a lo que se llama industria” (acta de Instalación de la Sociedad de Beneficencia, Bs. As., 12 abril de 1823)- se vio ambpliado con el corer de los años, haciéndose cargo la Sociedad de Institutos de Minoridad y Centros de Salud de ambos sexos.
La trayectoria de esta institución, que contaba para su funcionamiento con donaciones, subvenciones del Estado (De los $17.130.839 dedicados a la asistencia social en el Presupuesto de 1938, $9.989.890 correspondieron a la Sociedad de Beneficencia. En 1946 recibió del Presupuesto nacional la suma de $21.889.406 para sueldos y gastos administrativos) y producidos de colectas y eventos sociales, no estuvo exenta de conflictos con sus empleados, que percibían magros salaries y trabajaban sin descanso acorde (Véase Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, 1939) (1)
El tema fue puesto en el tapete a poco de llegado el peronismo al poder. El 14 de junio de 1946, doscientos empleados de la Sociedad de Beneficencia firman un memorial en el que exponen su situación. Pocos días después, la cuestión quedó instalada en el Senado, donde el senador Diego Luis Molinari introdujo un pedido de intervención, transmitido el 25 de julio al Poder Ejecutivo.
Como bien manifiesta Marysa Navarro, “todas estas instituciones se adecuaban a la Argentina preperonista, pero eran un anacronismo, una contradicción profunda en la sociedad que se va gestando a partir del ascenso de Perón al gobierno” (Navarro, Evita, p.242).
Así, el decreto 9414/46 declaró intervenida a la Sociedad de Beneficencia de la Capital, “a fin de reestructurar su organización y ajustar su funcionamiento a las normas técnicas y principios de asistencia y previsión social” que inspiraban la política gubernamental, siendo designado interventor el Dr. Armando Méndez San Martín.
La oposición vinculó este hecho con Eva Perón, atribuyéndole haber sido factor determinante en la decision del ejecutivo, despechada por el rechazo de que era objeto por parte de las damas de la Sociedad. El relato de Mary Main, profusamente repetido y que ha servido de base de mucha literature, es suficientemente ejemplificador de la versión [la “biografía” de Mary Main no tiene ni notas a pie de página, ni documentación de fuentes, ni bibliografía; sin embargo, es la base de la ópera Evita]:

“La costumbre había establecido que la mujer del presidente fuera designada presidenta honoraria de la Sociedad.

“Cuando Perón ascendió al poder las buenas señoras se encontraron frente a un dilema, ya que les resultaba imposible nombrar presidenta a esa mujer. Hubiera establecido una relación social entre ellas y Eva pertenecía a esa clase de personas que debían haber estado entre aquellos que recibían caridad y no entre los que la administran. No, era absurdo pensarlo siquiera, de manera que no se movieron.

“Eva no permitió que pasaran sobre ella y les hizo preguntar las razones que las habían llevado a no ofrecerle la presidencia. Le respondieron, con esa amabilidad nunca desmentida, que era demasiado joven y que su organización exigía la dirección de personas de mayor madurez.

“Eva les propuso que designaran a su madre, doña Juana, una sugestión que nos hace atribuirle bastante sentido del humor.

“Las señoras se indignaron ante la sugerencia y ni siquiera el maleable cardenal Copello, a quien recurrió Eva, pudo hacerlas cambiar de actitud…

“El desaire tuvo unas consecuencias que esas damas, durante tanto tiempo en posiciones inexpugnables, no podían haber previsto. Eva decidió eliminarlas y destruir la Sociedad y en su furia destructora planeó su propia institución de beneficiencia…” (Main, Mary, La mujer del látigo: Eva Perón, Bs. As., Ed. La Reja, 1956, pgs. 71-72)

Fermín Chávez, en su obra Eva Perón Sin Mitos (Ed. Theoría, Bs As, 1996, pgs. 189-190) recoge el siguiente relato que el Dr. Leloir hiciera al Dr. Esteban Rey:
“Como es sabido, existía un conflicto que tomó estado público y que culminó con la intervención de la Sociedad por el gobierno peronista. El doctor Leloir, quien era pariente de la última presidenta de la Sociedad, se hizo eco de la preocupación de las Damas en el sentido de no quedar manchadas para la posteridad, por todo lo que se decía de ellas. Así fue portador de una invitación para que Evita visitara, acompañado por él a su parienta… Estaban presentes las damas integrantes de la última comisión directiva de la Sociedad. La reunion fue muy tensa, al principio, pero la modalidad jovial y compradora de Evita ganó a las Damas mientras se servía el té tradicional… La Presidenta… luego de manifestarle su satisfacción por lo que estaba sucediendo, le dijo: ‘Señora, hemos pensado apoyar a partir de ahora su trabajo y, para empezar, acabamos de programar una partida de bridge en el Plaza…’ No pudo terminar la frase. Cortante, Eva Perón se puso de pie y les dijo: ‘¡Eso no! Han de saber ustedes que en este país se ha terminado para siempre el tiempo en que el dolor de los pobres sirve de entretenimiento de los ricos. ¡Buenas tardes, señoras!’

En rigor, como hemos visto, la suerte de la tradicional institución estaba conceptualmente sellada desde 1943, es decir mucho tiempo antes de que Evita pudiera tener injerencia alguna. La beneficencia, tal como se la concebía y practicaba hasta entonces en nuestro país tocaba a su fin para dar paso a la justicia social.
“Perón me ha enseñado-dirá Eva Perón en La Razón de mi Vida [pgs. 181-183, ed. Peuser, Bs. As., 1951]-que lo que yo hago a favor de los humildes de mi Patria no es más que justicia. (…) “No es filantropía, ni es caridad, ni es limosna, ni es solidaridad social, ni es beneficencia. Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un nombre aproximado yo le he puesto ése.

“Para mí es estrictamente justicia. Lo que más me indignaba al principio de la ayuda social, era que me la calificasen de limosna o de beneficencia.

“Porque la limosna para mí fue siempre un placer de los ricos…. Y … para que la limosna fuese aún más miserable y más cruel, inventaron la beneficencia y así añadieron … el placer de divertirse alegremente con el pretexto del hambre de los pobres. La limosna y la beneficencia son para mí ostentación de riqueza y de poder para humillar a los humildes.

“Y muchas veces todavía, en el colmo de la hipocresía, los ricos y los poderosos decían que eso era caridad porque daban-eso creían ellos-por amor a Dios.

“¡Yo creo que Dios muchas veces se ha vergonzado de lo que los pobres recibían en su nombre!”

Comienza la tarea

“Antes de entrar en temaes conveniente recordar que Perón no es sólo Presidente de la República; es, además, conductor de su pueblo.

“Esta es una circunstancia fundamental y se relaciona directamente con mi decisión de ser una esposa del Presidente de la República distinta del modelo antiguo.” (Eva Perón, La Razón de Mi Vida, p.86)

[p.88] “A la doble personalidad de Perón debía corresponder una doble personalidad en mí: una, la de Eva Perón, mujer del Presidente, cuyo trabajo es sencillo y agradable, trabajo de los días de fiesta, de recibir honores, de funciones de gala; y otra, la de Evita, mujer del Líder de un pueblo que ha depositado en él toda su fe, toda su esperanza y todo su amor.”

En tal convencimiento, Evita comenzó a desarrollar su actividad como Puente entre Perón y su pueblo inmediatamente después del 4 de junio de 1946, fecha de asunción del Nuevo gobierno. Intercede a favor de los trabajadores, recorre barrios humildes, distribuye ropas y alimentos entre familias necesitadas, soluciona casos particulares que le llegan por carta a la Residencia Presidencial, a la vez que atiende allí mismo otros.

Si bien ya avisoraba la dificultad de la empresa aun antes de emprenderla, sólo se convenció de su magnitud cuando se le presentó en toda su realidad. Pero, para ese entonces ya había suprimido de su diccionario la palabra imposible.
“Primero atendí personalmente todo. Luego tuve que pedir auxilio. Y por fin me vi obligada a organizar el trabajo que en pocas semanas se hizo extraordinario.” (Eva Perón, La Razón, p. 166).
En un primer momento contó con el auxilio de empleados de la Residencia. Atilio Renzi-Intendente de la misma-será su mano derecha. Uno de los garages fue convertido en depósito:
“Cuando Eva Perón regresó de un viaje a la Provincia de Santa Fe-recuerda-se entusiasmó con la idea de crear una organización de ayuda social. Y cuando los gremios comenzaron a enviarle cargamentos con donativos (los tucumanos, azúcar; los textiles, telas y ropas; los obreros de las curtiembres, cueros y zapatos), tuvimos que buscar un lugar para depositarlos: un Viejo garage fuera de uso. El cocinero Bartolo, los mozos Sánchez y Fernández, la mucama irma y yo, bautizamos al lugar como “Tienda Las Decicias.”
Cuando Perón se iba a dormir, solíamos quedarnos con Eva hasta la madrugada para empaquetar las mercaderías. El azúcar era buestro mayor problema: con su entusiasmo, la señora tiraba al suelo más de lo que envasaba dentro de las bolsas de papel.” (in Borroni-Vaca: La Vida de Eva Perón/I, Bs. As., 1971, p.226)
“Antes de su viaje, Evita era consciente de la necesidad de ampliar su estructoura de ayuda social. La gente acudía a verla con necesidades más urgentes cada vez. Carencias más apremiantes y, por supuesto, más costosas de resolver. Por otro lado, quienes la acompañaban hasta ese momento resultaban insuficientes: necesitaba un lugar físico mayor y mayor cantidad de colaboradores.” (Ferioli, Fundación Eva Perón/I, Bs. As., 1990, p. 15)

En un pasaje de La Razón de mi Vida, al evocar su gira por Europa [en 1947], recuerda us interés por ver entonces aquello que Europa había realizado en material de obras sociales.
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“Cada vez que se me presentó la ocasión o aun buscándola secreta o públicamente, visité cuanta obra social me fue possible. Hoy, a tres años de aquel viaje… puedo decir que, salvo algunas excepciones, en aquellas visitas de aprendizaje conocí todo lo que no debía ser en nuestra tierra una obra de ayuda social. Los pueblos y gobiernos que visité perdonarán esta franqueza mía tan clara, pero tan honrada.

Por otra parte, ello-pueblo y gobierno-no tienen la culpa. El siglo que precedió a Perón en la Argentina es el mismo siglo que los precedió a ellos.

Las obras sociales de Europa son, en su inmensa mayoría, frías y pobres. Muchas obras han sido construidas con criterio de ricos… y el rico, cuando piensa para el pobre, piensa en pobre. Otras han sido hechas con criterio de Estado: y el Estado sólo construye burocráticamente, vale decir con frialdad en la que el gran ausente es el amor.” (Eva Perón, La Razón, pgs. 224-225)

En otro párrafo vuelve sobre el tema de las características del rol del Estado, al recordar un diálogo sostenido con Perón sobre la conveniencia de que fuera ella o algín organismo oficial quien encarara de allí en más la tarea.

Y fue el mismo Perón quien me dijo: ‘Los pueblos muy castigados por la injusticia tienen más confianza en las personas que en las instituciones. En esto, más que en todo lo demás, le tengo miedo a la burocracia. En el gobierno es necesario tener mucha paciencia y saber esperar para que todo marche. Pero en las obras de ayuda social no se puede hacer esperar a nadie.’ Aquel razonamiento lógico y simple como todos los de Perón me confirmó en el puesto que él, los descamisados y yo habíamos elegidos para mí.”

Así, poco tiempo después, la entonces llamada Cruzada de Ayuda Social u Obra de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón daría paso a la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón “como consecuencia de la amplitud que habían tomado las actividades de Evita en el campo social y de la necesidad de establecer un organismo con personería jurídica que las centralizara y controlara.” (Navarro, Evita, p. 243)

La Fundacion Ayuda Social María Eva Duarte de Perón quedó constituida el 19 de junio de 1948. Por el decreto n° 220.564 del 8 de julio de 1948 se le concedió personería jurídica y aprobó su Estatuto.


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